Héroes del Silencio - Senderos de Traición (1990)


Formación del grupo en Senderos de Traición:
  • Enrique Bunbury (Voces)
  • Juan Valdivia (Guitarras)
  • Joaquín Cardiel (Bajo)
  • Pedro Andreu (Batería)

Venían de publicar un disco notable de pop rock como El Mar no Cesa, por el que cosecharon muy buenas críticas gracias a un puñado de canciones extraordinarias. Sin embargo, el grupo sabía que podría haber sido mejor si no llega a ser por una deficiente producción que restó más de lo que sumó a dichas composiciones. Por ello, decidieron grabar un nuevo álbum donde se pudiera ver la vertiente más real del grupo, un rock sudoroso e intenso que plasmaban en los directos y que siempre reivindicaban. Cerraron filas con sus anteriores productores para apostar por Phil Manzanera, guitarrista de Roxy Music, con el que fueron a grabar en los estudios Kirios de Madrid. Entre productor y músicos pronto apareció la buena química y cuando eso sucede, las cosas suelen salir bien. 

El resultado de dicha química fue Senderos de Traición, un trabajo que dejaba satisfechas a las dos partes, puesto que lograron plasmar toda esa furia contenida en el anterior disco y sacar a relucir todos los puntos fuertes de cada uno de los integrantes de la banda, faceta donde incidió mucho el señor Manzanera.

El sonido del disco es francamente espectacular, donde los cuatro músicos han reservado su espacio de lucimiento personal pero siempre en plena compenetración, aunque con el tiempo te das cuenta de que la guitarra de Juan Valdivia es la protagonista, gracias a ese sonido marca de la casa que contiene mucho eco y chorus, siendo el marco central de una colección de canciones donde Bunbury ponía la guinda final, cantando infinitamente mejor que el álbum debut.

No hace falta esperar mucho para darte cuenta del cambio de sonido y recoger con los oídos todas esas virtudes a las que hacía referencia, ya que Entre Dos Tierras, como composición inicial, reúne todos los ingredientes del álbum al completo, con épico inicio a la par que intrigante donde la guitarra deja claro cual es su territorio. A los pocos segundos, Bunbury comienza a vomitar desafiantemente una serie de versos donde te das cuenta que su voz ha cambiado para mejor. Si los puentes son extraordinarios, el excitado estribillo lo es aún más, aunque el orgasmo musical lo preside un solo tan intenso como eficaz, con la base rítmica haciendo los deberes impecablemente, dejando claro desde un principio que ese era el sonido que querían lograr y que en su momento les negaron. Claro que si esta composición va seguida de Maldito Duende, entonces vas entendiendo la grandeza del disco. Bunbury inicia el viaje con un "He oído que la noche...", mientras las guitarras dibujan unas melodías elegantes a la par que mágicas. Parece una balada pero esa palabra se queda atrás cuando las voces se intensifican rabiosamente al llegar el poderoso estribillo. Ya sabes, "Amanece tan pronto y yo estoy tan solo" y lo que le sucede, unas frases que invitan a ser coreadas con puño en alto.

Evidentemente, la genialidad del disco no reside solamente en las dos primeras composiciones, la virtud está en que las que le siguen no se quedan muy lejos, y sino probad a escuchar La Carta,  tan corta como cautivadora, con una de las mejores guitarras que les recuerdo y unas melodías vocales fantásticas con unos textos que se clavan como puñales. Proseguimos con Malas Intenciones, acusadora donde las haya, con riffs que parecen flotar mientras las voces suenan magistrales. Andreu con sus zotes a la batería aporta su granito de arena para dar salida a un tema santo y seña de la banda. Tras una cortinilla llamada Sal llegamos a un punto donde el misticismo y la épica se funden en un abrazo para darle forma a Senda, con la que damos carpetazo a esta primera mitad del disco.

La segunda parte comienza con Hechizo, artefacto sonoro vigoroso y de cierta rapidez, donde las ágiles estrofas dan lugar a un estribillo grandilocuente. El solo de guitarra es corto, pero no necesita más para dejarte con gran sabor de boca. Seguimos con Oración, composición elegante que termina por desprenderse del traje para ofrecernos un final apoteósico que viene a contrastar con la calma de la preciosa Despertar, un tema pop rock de corta duración, aunque fascinante en sus melodías y letras. Uno de los casos más extraños del disco lo tenemos en Decadencia, desapercibida en primera instancia para acabar siendo un verdadero clásico del grupo en sus directos. Tiene su lógica, la grandeza del disco lleva los focos hacia otras canciones, sin embargo el tempo de la canción y la intensidad hacen que en los directos obtenga un mayor protagonismo. Los riffs más rockeros de Senderos de Traición dan lugar a unas letras misteriosas y agobiantes, creando un ambiente de preciosa tensión. Tras ello, la balada Con Nombre de Guerra, de clara temática enfocada a la prostitución ("dejo en tus manos lo que hemos acordado, la lluvia de hace un rato..."), sublime y genial tanto en la música como en la letra, con un solo de guitarra que te pone los pelos de punta. En posteriores ediciones se incluyó El Cuadro II como broche final para el disco, una composición donde el clavicordio adquiere el papel de instrumento casi protagonista, ayudando a crear un ambiente tenebroso, convirtiéndose así en la canción más oscura del álbum.

Senderos de Traición fue la obra capital de un grupo incómodo para la prensa, porque si el debate estaba en las calles, los medios incentivaron aún más eso de si eran o no el mejor grupo español en muchos años. Todo iba por barrios, aunque la prensa de la capital pareció portarse peor, por algo tan patético como el lugar de procedencia de la banda, y es que al ser de Zaragoza no tenían el apoyo máximo de los panfletos de la capital, eso sí, tuvimos que tragarnos bodrios enormes surgidos desde la Comunidad de Madrid en tiempos de la movida, donde es evidente que no todo valía, aunque ellos se empeñaran en que sí.
Patetismo aparte (este país es así), lo cierto es que con este álbum, Héroes del Silencio fueron aclamados en diversos países como Alemania o Suiza (gracias a ello, el álbum vendió cerca de un millón de copias), donde muchos, sobre todo en el primer país, no entendían nada de lo que decían cada una de las letras del disco, pero dejando claro su gusto por las melodías y la calidad del grupo. Incluso el señor Phil Manzanera, musicazo donde los haya, se permitió el lujo de enseñar algunos temas del álbum a gente importante de la música, recibiendo críticas positivas mientras aquí algunos les ponían zancadillas. Más de uno se asombraría si llega a saber hasta que rincones y oídos ha llegado la música del grupo.
Ya con publicaciones posteriores tendrían mayor reconocimiento en países sudamericanos e incluso en los Estados Unidos, lo que significa que, tonterías aparte, hablamos de una de las formaciones más importantes de la historia de la música española y todo ello siendo un grupo de rock, etiqueta que lamentablemente se defiende poco en nuestro país, fruto de la incultura musical de los medios, más pendientes de ver la procedencia del grupo que de temas musicales en sí.

Senderos de Traición, un disco donde el rock, el pop oscuro y el hard rock se daban la mano para crear una de las obras más importantes de nuestra música.

Mi puntuación:  9

Tracklist:
  1. Entre Dos Tierras
  2. Maldito Duente
  3. La Carta
  4. Malas Intenciones
  5. Sal
  6. Senda
  7. Hechizo
  8. Oración
  9. Despertar
  10. Decadencia
  11. Con Nombre de Guerra
  12. El Cuadro II





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