Robe - Destrozares: Canciones Para El Final De Los Tiempos (2016)


Soy una persona que siempre da oportunidades a todos esos artistas que jamás me han llamado la atención, entre otras cosas porque soy consciente de que en algún momento dado pueden ofrecer algo que me acabe gustando por diferentes factores. Gracias a eso consigo que jamás me invadan los prejuicios, haciendo que me alejen de una agradable sorpresa. Digo esto porque el protagonista de hoy, el señor Robe Iniesta, fundador de un grupo tan importante como Extremoduro, pocas veces contó con mi simpatía. Sin restarle ni un sólo mérito, los discos con esa formación siempre me parecieron limitados en su faceta instrumental, además de vulgares y explícitos en sus textos. Esa percepción cambió cuando publicó La Ley Innata, álbum en el que superó todas esas barreras, demostrando que había mucho más talento en él del que se presuponía. A partir de ahí dejaron de ser ese grupo que hacía gracia a todo aquel que quería escuchar algo que le divirtiese en cierta manera, pero que después no pasaba de conocer a los grupos de siempre dentro del rock patrio. Por eso ese disco no gustó tanto a sus fieles, aunque su calidad está fuera de toda duda y es a todas luces el más elaborado y complejo de su carrera.

Ya en 2015 inició su carrera en solitario publicando Lo Que Aletea En Nuestras Cabezas, un buen ejemplo de lo que Robe quería mostrar al mundo. Sus inquietudes ya no estaban solamente en su cabeza, también quería plasmarlas en su música, dando un paso adelante sin importar lo que dijesen quienes pretendían que viviese anclado al sonido de Extremoduro. Esa valentía la valoro, por lo que en el momento de la publicación de este Destrozares: Canciones Para El Final De Los Tiempos, mi curiosidad fue en aumento, mis expectativas eran mayores y, por suerte, no me defraudó. Ya liberado definitivamente de sus patrones habituales, aquí lo que prima es la música elevada a la máxima potencia. El eclecticismo es mayúsculo y las melodías se han vuelto melancólicas y bellas, pero es que además los textos se complementan a la perfección, siendo más trabajados, poéticos, maduros y desgarradores, yendo aún más allá de lo que había mostrado en su antecesor. 

Esta paleta de variopintos sonidos y ritmos se presentan en un álbum conceptual bastante autobiográfico, y es que el propio protagonista afirma que hay mucho de su sentir plasmado en él, acercando su visión más fatalista y lúgubre de este mundo. Visiones también necesarias para darnos cuenta de la pérdida constante de valores a la que estamos asistiendo a día de hoy, por lo tanto es un trabajo y un punto de vista tan necesario como el de quien aporta todo su optimismo. No hay más que darle al "play" y escuchar la inicial "Hoy al mundo renuncio", con frases realmente estremecedoras que son adornadas por multitud de elementos instrumentales como el clarinete o el violín que, unidos a los instrumentos básicos de la música rock, tratan de aportar un equilibrio para que el mensaje no sea tan difícil de asimilar. Dicho esto, es prácticamente imposible encasillar un disco con tantos matices, pero por generalizar un poco podríamos estar ante un ejercicio de art rock con pinceladas folk, pero ya digo que sería resumirlo de una manera simplista, y ello es totalmente injusto.
"El cielo cambió de forma" se presenta con un ritmo más acelerado, aunque con la misma oscuridad. Musicalmente volvemos a encontrarnos un ejercicio magistral de art rock que se fusiona con momentos de tango y flamenco. "Querré lo prohibido" se muestra con diferentes e interesantes cambios de ritmo, con un Robe que plasma unos textos en el que responde al subconsciente. Instrumentalmente es impecable, agradable, ecléctico, y con algunas partes intermedias que parecen emanar ciertos arrebatos de consuelo.

La folclórica "Cartas desde Gaia" muestra una visión algo más desafiante de Robe, como el que ve que el mundo se va a acabar pero intenta mirar de frente a los problemas y, además, los reta. Sin embargo, hay momentos en los que "sueña" con que todo se vaya a tomar viento. "Del tiempo perdido" es el corte más extenso del disco, y que bajo mi punto de vista presenta uno de los mejores textos de todo el álbum. Muy autobiográfico y con confesiones varias. Además, las melodías vocales están muy logradas, consiguiendo con ello una composición realmente pegadiza, aunque es obvio que en un trabajo así, no parece que ese sea el mayor objetivo. Una vez más, en el aspecto instrumental tenemos que hablar de una riqueza abrumadora, con arreglos de cuerda sumamente interesantes.
"Por encima del bien y del mal" es quizás uno de los cortes más accesibles del disco, y probablemente la que más se asemeje a lo que hacía en sus tiempos con Extremoduro. Obviamente se plasma en el contexto actual de lo que Robe es a día de hoy. Aunque los arreglos de cuerda siguen estando ahí, aportando belleza y suavidad, la propia parte musical en su conjunto es igual de desgarradora que los textos. 

Proseguimos con una preciosa canción como es "Donde se rompen las olas", donde nuevamente sobresalen instrumentos de cuerda y aportes de clarinete, mientras "Puta humanidad" tiene claras influencias jazz, una base rítmica magistral y aportes de saxo bien ensamblados. Los textos, como no podían ser de otra manera, vuelven a ser fatalistas. 
Ya en el tramo final nos encontramos con "La canción más triste" que, como su propio título reza, estamos ante una composición melancólica en la que sobresalen los pianos, pero como en el resto del álbum, se van incorporando diferentes instrumentos para aportar mayor solidez y preciosismo. Como broche final, "Destrozares", una reflexión en la que Robe se desnuda creando unos textos por momentos apocalípticos y derrotistas, pero sin miedo al desenlace de la vida.

Estamos ante un disco que conviene escuchar con paciencia y asimilar poco a poco para poder disfrutar de todos sus matices. Es de agradecer que un artista como Robe se haya liberado de ataduras musicales y muestre tanta libertad creativa. Es probable que muchos no encuentren su sitio en un álbum así, pero es que aquí hablamos de arte, arte por encima de entretenimiento, y eso en los tiempos que corren, donde una mayoría prefiere la inmediatez, es algo que se agradece por su valentía y honestidad. Aquí hay mucho de lo que un melómano puede demandar: MÚSICA. 

Mi puntuación: 9

 Participaron en Destrozares: Canciones Para El Final De Los Tiempos
  • Robe Iniesta: Voces y guitarras.
  • Carlitos Pérez: Violín y coros.
  • David Lerman: Bajo, saxo, clarinete y coros.
  • Alber Fuentes: Batería y coros.
  • Álvaro Rodríguez Barroso: Piano, teclados y acordeón.
  • Lorenzo González: Voces.
Tracklist:
  1. Hoy al mundo renuncio
  2. El cielo cambió de forma
  3. Querré lo prohibido
  4. Cartas desde Gaia
  5. Del tiempo perdido
  6. Por encima del bien y del mal
  7. Donde se rompen las olas
  8. Puta humanidad
  9. La canción más simple
  10. Destrozares







  

Comentarios

El Inmigrante ha dicho que…
Me gusta mucho tu blog, recien me encontre con esto, muy bueno hay data de musica para tirar al techo. Yo tengo un blog es para difundir la escena independiente de Argentina, hay reseñas de bandas, discos, simples, sellos etc etc
soyelinmigrante.blogspot.com.ar
un saludo, Cristian