Bunbury - Radical Sonora (1997)



Músicos participantes en Radical Sonora:
  • Enrique Bunbury (Voces, Guitarras, Samples, Melotrón, Loops, Programación, Sintetizador, Mandolina, Armónica)
  • Alan Bosguslavsky (Guitarras, Whammy, E-Bow, Samples, 
  • Del Morán (Bajo)
  • Copi (Hammond, Sintetizador, Programación, Piano)
  • Ramón Gacías (Batería, Loops, Programación)
Y la colaboración de:
  • Phil Manzanera (Guitarras, Samples)
  • Nigel Butler (Programación)
  • Stuart Fenwick (Tabla)
  • Waeil Abo Baker (Violín)
  • Emili Bassili (Violín)
  • César Luxury (Programación Extra)

Primer álbum de Enrique Bunbury tras la ruptura con Héroes del Silencio. Publicado en 1997, la portada era toda una declaración de intenciones que consistían en romper con el pasado de forma brusca. Enrique cambia de imagen, se corta el pelo, se reúne de diferentes músicos y su música se deja llevar por otros derroteros, dejando claro que a partir de ese momento, es su carrera en solitario la que cobra importancia. 

Se trata de un álbum donde el artista ha querido plasmar diversas sonoridades del mundo como la música árabe, aunque siempre con las guitarras eléctricas muy presentes e incluyendo diferentes sonidos electrónicos que hacen de este álbum un ejercicio de rock industrial o electro rock.
Muchas de las canciones fueron compuestas durante la gira del disco "Avalancha", es decir, bajo los últimos coletazos de Héroes del Silencio. Fue grabado y mezclado en Surrey (Reino Unido) y masterizado en los estudios Metrópolis de Londres (Reino Unido). La pre-producción tuvo lugar en Zaragoza (España).

A pesar de ser el primer disco en solitario de Bunbury, la realidad es que se trata de un trabajo con clara vocación de grupo musical. Eso se nota nada más sonar Big - Bang, la canción que abre el disco. Un título potente que ha habla a las claras sobre lo que nos vamos a encontrar en Radical Sonora. Guitarras distorsionadas, base rítmica demoledora, programaciones y demás sonidos electrónicos, pero siempre plasmando el gusto del protagonista por las diferentes sonoridades del mundo. Estrofas ágiles que terminan por explotar en un estribillo rompedor. Negativo desprende hipnotismo en todos y cada uno de sus segundos, mientras Alan Boguslavsky se muestra pletórico a las guitarras. La voz de Enrique suena aquí con diferentes efectos, mientras cita a varios de sus ídolos musicales: "discos de Elvis y Bowie rayados", además de acordarse de buenos amigos de su Zaragoza natal. Encadenados es un tema lento, reposado y que desprende paz interior, potenciada por las letras de Enrique: "pediré el perdón por todos mis pecados, para vivir encadenados". La programación extra corre a cargo de Nigel Butler, aunque lo mejor de la canción es esa explosión final de vigorosa intensidad y exquisitez melódica. Contracorriente es una composición que juega con las intensidades, pues las estrofas son muy reposadas, donde los elementos electrónicos adquieren mayor protagonismo y las letras son extensas, mientras en los estribillos las guitarras mandan y la melodía vocal se vuelve machacona, con un Enrique entonando salvajemente el título de la canción. Planeta Sur es un corte algo más comercial, que contienen algunas guitarras de Phil Manzanera, productor del disco y colaborador esporádico en la faceta instrumental. Un pop rock ágil con melodías vocales bastante pegadizas, aunque siempre a la sombra de la joya del disco, Alicia (Expulsada al País de las Maravillas). Un veneno edulcorado por sus geniales melodías vocales y una instrumentación magistral, conjuntando fenomenalmente bien las partes acústicas y eléctricas. La poesía de Enrique es sublime, cambiando la historia a su antojo, terminando por desterrar a la protagonista.

La segunda parte del disco se inicia con Salomé, donde los violines de Waeil Abo Baker y Emile Bassile son los absolutos protagonistas hasta que llega la explosión de sonido. Las estrofas se te quedan grabadas en el cerebro y marcadas con fuego en el corazón, mientras el estribillo es una delicia. Geniales las melodías inspiradas en la música árabe. Servidor de Nadie es simplemente la macarrada del disco, la canción con la que Bunbury libera toda la tensión acumulada y se atreve con unos textos muy personales. Despacio se atasca en su faceta instrumental y acierta de pleno en los textos. En Polen, Enrique vuelve a ofrecernos unos textos geniales como "y esos ojos quebrados de vidrio, danzando como un tío vivo, edredón de nudos, trenzado en algodón, enciende las luces, llévanos", aunque "sopla el viento encarcelado en mis pulmones, acumulando desórdenes, lengua de fuego, dulce sueño, venid y decidme qué deseo" tampoco se queda atrás. Además, esta vez la música sí acompaña en calidad la genialidad de los textos. Nueve es por sonoridad, la canción que más puede recordar a Héroes del Silencio, sobre todo gracias a ese estribillo marca de la casa, pletórico en sus melodías vocales. Dedicada a su pareja del momento, Nona Rubio. La aportación de Copi eleva la canción a alturas insospechadas. Alfa se encarga de despedir el disco, bajo una sonoridad tranquila, casi chill-out y aderezada con unas letras inflamables, a modo de crítica hacia algunos sectores de la prensa. Así es como Bunbury da por finalizado el disco.

Radical Sonora supuso un quebradero de cabeza para Bunbury, y es que el fantasma de Héroes del Silencio aparecía cada vez que daba un concierto y la gente le pedía la vuelta del grupo. En cuanto al álbum en sí, pareció funcionar por momentos, teniendo en cuenta el shock que supuso para alguno de los seguidores de su banda madre. Algunos lo tildaron de excesivamente electrónico, sin embargo el artista quiso acentuar su pasión por diversas músicas del mundo, aunque como digo, crítica y público no parecieron verlo así. El álbum es irregular, alternando composiciones geniales con otras que desmerecen el resultado final (Despacio, Alfa, Servidor de Nadie), sin embargo, las letras están bien trabajadas, la producción es fascinante y las ideas interesantes. Cabe decir que muchas de las canciones aquí plasmadas ganaron en su formato de directo, pareciendo hacer ver al artista que quizás enfocándolas desde un prisma diferente, serían mejor entendidas y recibidas. Dicho sea de paso, algunas de ellas forman parte de lo mejor del repertorio de Enrique (Alicia, Salomé, Big-Bang), lo que significa que el disparo no fue del todo equivocado. Tras este trabajo, Bunbury quiso dar un paso adelante en el siguiente disco, dejando claro lo que le apetecía hace en ese momento. Se lo quiso jugar a una carta: o triunfaba y seguía o fracasaba y abandonaba la música. Triunfó, pero eso lo contaremos en la próxima reseña.

Mi puntuación: 6'5

Tracklist:
  1. Big - Bang
  2. Negativo
  3. Encadenados
  4. Contracorriente
  5. Planeta - Sur
  6. Alicia (Expulsada Al País De Las Maravillas)
  7. Salomé
  8. Servidor de Nadie
  9. Despacio
  10. Polen
  11. Nueve
  12. Alfa



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